miércoles, 30 de julio de 2008

Capítulo 21: Epílogo

Cuando el hombre hubo acabado la historia, la luz había empezado a arrastrarse por el oscuro cielo. La larga noche había pasado y llegaba el amanecer. Nada quedaba del fuego salvo la ceniza humeante. El narrador encendió su pipa de nuevo y le dio una calada pensativa.

"Así que mi historia llega a un final por ahora. Con el tiempo, ¿continuará la leyenda quizá? Quién sabe... ¿Estarán vuestros nombres algún día en mi historia?"

La luz del sol de la mañana empezó a elevarse y pude detectar que un acontecimiento realmente significativo estaba ocurriendo frente a mí. Conseguí reunir el valor de preguntarle.

"¿Quién es usted? ¿Por qué nos cuenta estas historia y como es que usted las conoce?"

El hombre sin mediar palabra se puso en pie. Cuando se levantó empezó a aumentar de tamaño. Él, que había parecido un hombre mientras se encontraba sentado era ahora un Gigante de casi veinte pies de alto, su sombra cubría al grupo entero. Sus rasgos seguían sin distinguirse debajo de su capucha. Y entonces él, lenta y sutilmente empezó a evaporarse. Solo puedo describirlo ahora como si sus bordes se marchitaran y repentinamente una ráfaga de viento se lo llevara como si solo fuera polvo.

Él no nos había dicho nada, pero ahora creo que sé quien era. Disfrazarse para contar historias a las razas del mundo es exactamente la clase de acto que realizaría uno que ha existido desde el principio del mundo... ¡Tal vez incluso aquel que creó la humanidad!

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