lunes, 28 de julio de 2008

Prólogo: En la Hoguer


Soltó un fuerte suspiro, inhaló el humo y lo dejó salir lentamente. La mayor parte de su cara estaba escondida bajo una gruesa y vieja capucha, detrás de el solo había una profunda oscuridad. Con el débil resplandor de su pipa era imposible ver su silueta.

Se presentó como un bardo, aunque nadie le creyó, ya que su voz era profunda y desigual -y sospechábamos que viajaba a través del peligroso bosque solo.

Sin embargo, se ofreció a contarnos una historia si compartíamos nuestra comida y el calor del fuego. Accedimos, solo porque no podíamos dejar al viajero en el frío bosque. Nos pusimos cómodos alrededor del fuego, manteniendo nuestras armas preparadas en caso de peligro y esperamos a que empezara su historia. La noche era muy fría y su baja y profunda voz se oía tranquila en las montañas, y manteniendo su pipa cerca comenzó con la historia.

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